Combinar la harina y ¼ cucharadita de la sal en un bol y meter el bol en la nevera. Combinar el vodka y el agua en un vaso y meterlo en la nevera. Si tu aceite de coco no es sólido a temperatura ambiente, a la nevera también.
Calentar una olla a fuego medio y añadir el aceite para freír y la cebolla. Pochar. Añadir el ajo y pochar. Finalmente añadir la zanahoria y el apio y pochar hasta que estén blandos.
Mientras tanto hacer un puré con 250 gramos de las alubias y 120 ml del caldo con la ayuda de un procesador de alimentos.
Una vez que las verduras estén blandas, añadir tu hierba preferida y el laurel. Freír unos minutos más para que suelten el aroma. Añadir el puré de alubias, el caldo que queda, el líquido de la lata de las alubias (u unos 60 ml más de caldo), las alubias enteras que quedan y el kale. Llevar a ebullición. Tapar y reducir el fuego a medio-bajo. Hervir unos 5 minutos o hasta que el kale esté tierno. Retirar del fuego y añadir el ¼ de sal que queda y pimienta. Si se ha reducido un poco durante la cocción, añadir un chorro más del caldo.
Esta receta es para un litro de relleno. Dividir el relleno en moldes aptos para el horno (2 grandes o 4 de 250 ml cada uno) y dejar enfriar.
Precalentar el horno a 200°C.
Retirar la harina de la nevera, añadir una cucharada de aceite de coco e incorporar a la harina con la ayuda del tenedor hasta que no queden trozos grandes. Seguir añadiendo el aceite cucharada a cucharada. Al final deberías tener una mezcla que se asemeje a arena gruesa, sin trozos grandes de aceite. Retirar la mezcla de vodka y agua de la nevera y salpicar la harina con una cuchara. Mezclar lenta y cuidadosamente antes de añadir la segunda cucharada. Seguir así hasta que la masa se pegue y poder formar una pelota. Dependiendo de la marca de harina que uses necesitarás más o menos líquido.
Estirar la masa en una encimera enharinada con la ayuda de un rodillo hasta que puedas cortar círculos del tamaño de tus moldes. Si la temperatura de tu cocina es superior a 24°C, vas a tener que trabajar rápidamente para que el aceite no se derrita (o salir a trabajar afuera si es invierno).
Cortar la masa en círculos (pueden ser un poco más grandes que los moldes, como los míos, o del un tamaño más ajustado - como prefieras), trasladarlos a tus moldes ya rellenados, hacer dos cortes para que se escape el vapor y meterlos en el horno.
Hornear durante 20 minutos o hasta que estén dorados. Dejarlos enfriar unos minutos antes de servir.