Pon el caldo de verduras en una olla y déjalo a fuego lento para que se caliente mientras preparas el resto de ingredientes de la sopa.
Chafa el tofu con un tenedor hasta que esté desmenuzado. Calienta 1 cucharada de aceite en una sartén pequeña a fuego medio-alto. Añade el tofu y fríelo, removiendo de vez en cuando, hasta que se quede crujiente y de un color marrón dorado.
Mientras tanto, en un bol pequeño, combina la pasta de miso con una cucharada de salsa de soja, y remuévela bien hasta que se disuelva.
Reduce el fuego a media potencia, aparta el tofu a un lado de la sartén y añade el ajo y el jengibre. Fríelos, remuévelos, hasta que queden aromáticos y cocinados. Luego, mezcla el tofu. Añade la mezcla de la pasta de miso y salsa de soja y el sake. Deja que el líquido se evapore y fríe el tofu durante un par de minutos más para que quede crujiente de nuevo. Retíralo todo a un plato.
Añade 1 – 2 cucharadas más de aceite a la sartén (dependiendo de lo grande que sea la sartén, necesitarás una capa de aceite lo suficientemente profunda para cubrir la cebolleta hecha lonchas muy finas), y deja que se caliente. Añade las partes blancas cortadas de la cebolleta y déjalas freír durante 5 – 10 minutos hasta que se queden de un color marrón dorado. Retíralas a un plato forrado con papel de cocina.
Mientras tanto, pon una olla de agua a hervir.
En un bol, combina el tahini, 2 cucharadas de salsa de soja, vinagre de arroz y aceite de chili. Mézclalo bien.
Cocina el bok choy en el agua hirviendo hasta que los tallos estén tiernos. Retíralo al plato. Ahora, añade los fideos de ramen a la olla y cocínalos de acuerdo a lo que pone en el empaquetado (los fideos frescos solo necesitan estar 30 – 60 segundos).
Divide la mezcla de tahini en dos boles, y sirve con un cucharón el caldo caliente mientras lo remueves bien para que se mezclen. Añade los fideos y el bok choy, el tofu, las cebolletas fritas y las cebolletas frescas. Puedes servirlo salpicando un poco más de aceite de chili en la parte superior del plato de ramen.